Notas de lectura - “Los asesinos” de Hemingway y “Matar a un niño” de Dagerman
La historia superficial de “Matar a un niño” es la que transcurre entre pueblo y pueblo, las descripciones sobre las cosas que cada familia va a hacer, un domingo agradable y común que no deja de serlo incluso cuando el narrador anticipa lo que está por venir, lo implícito, y esa es la historia profunda, que se entrelaza con los hechos de la superficial ya que son esas acciones las que llevan a la tragedia.
El narrador de “Los asesinos” es un narrador omnisciente, en tercera persona. La historia está construida mediante el diálogo (predomina fuertemente) y la descripción pero no hay pensamientos ni profundización en los personajes. La intriga aparece al principio del relato cuando no se sabe bien qué es lo que pretenden los asesinos pero desaparece cuando uno dice textualmente sus intenciones
El narrador de “Matar a un niño” es un narrador omnisciente también, pero en este caso la historia se construye sin ningún diálogo, solo con descripciones, y la anticipación desde el inicio del relato de lo que iba a suceder. La intriga se va construyendo conforme se avanza con el relato de aquella historia superficial, adentrándose cada vez más a lo profundo, y por eso es que la tensión aumenta cuando se va llegando al momento en el que sucede la tragedia. La elipsis se puede identificar en el momento del relato en el que todavía el accidente no pasó, y en el momento en el que ya había sucedido, ya que se omite esa parte pasando directamente de los pensamientos del niño a “cómo había quedado la escena”, sin nombrar en ningún momento el choque, solo indicios que dan cuenta de lo que está sobreentendido en la obra.
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