La historia que cuenta el narrador comienza con una descripción de la vida de la señora Mooney, aparente protagonista del cuento, al ser el personaje que prevalece en los hechos que se describen, llevando a una analepsis externa de descripción del pasado, y luego a lo que sería el tiempo base, donde sucede el hecho principal que atraviesa tanto a ella y a su hija, con respecto a un muchacho con el que ella está relacionada amorosamente en la pensión que administra, y como administradora, y como la llaman, “la patrona”, debe tomar una decisión con lo que debe suceder entre su hija y el chico. Todo ocurre en base a la elipsis, ya que nunca se menciona que es lo que verdaderamente sucede entre Polly y Bob, sin embargo es objeto de conjeturas, y lo mismo sucede con lo que la señora Mooney tiene que comunicarle a Bob al final del cuento, donde se intuye que le dirá que es lo que sucederá con él y su hija. El narrador es en tercera persona, omnisciente, que sabe muy bien lo que los personajes internamente piensan, es decir, narra desde un saber que va más allá de lo que sucede superficialmente. Primero, habla más desde la perspectiva de la señora Mooney, pero luego, abstrayéndose un poco termina describiendo los sentimientos y sensaciones de Bob, pasando muy brevemente por Polly. Algo que me llamó la atención es que el diálogo aparece solo en las últimas líneas del cuento, estando ausente en todo su desarrollo. Al final, se puede intuir, por la mencionada utilización de la elipsis, que lo que Bob le quiere decir a Polly luego de haber hablado con su madre, es que se van a casar, claramente por decisión de la señora Mooney.
Con respecto al nombre “Epifanías” que le otorga el autor a este relato y algunos otros, no logro comprender a que se le puede atribuir, pero si pienso que puede llegar a ser que en este relato en particular todo el cuento parece ir en una dirección, construyendo cada vez más la historia hacia una desemboque que resultaría ser la revelación de toda la trama que se construyó, pero que sin embargo, nunca llega, sino que, queda como para que el lector lo asocie internamente, produciendo el mismo dicha epifanía con respecto a lo que leyó.
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