lunes, 15 de abril de 2024

Brillos

Bertina escuchó unos pasos acercarse a su escondite y se sobresaltó. La luz de las velas alumbraban los rostros de los visitantes nocturnos que con frecuencia semanal se reunían con sus padres a leer libros y rezar de forma extraña. A veces no eran palabras lo que decían, no en su idioma al menos, porque Bertina no las lograba entender aunque apoyara su oreja lo más pegada posible a la puerta. En esa pequeña puerta de roble oscuro, que estaba ubicada debajo de la escalera, pequeño armario que los padres de Bertina utilizaban para guardar mantas y frazadas para el invierno. Pero en el mismísimo invierno, finales de otoño, Bertina tenía la costumbre de encerrarse en ese armario, porque era cuando cabía. Bajaba sigilosamente desde su cuarto. Esperaba al momento justo en el que sus padres iban a recibir a las visitas para que ni un fantasma la viera. Tenía terminante prohibido bajar durante esas reuniones mágicas. Así Bertina les llamaba. Quizá era a causa de los cambios en las voces de la gente mientras se recitaban esas cosas que no entendía, o quizá por el brillo en el aire que no era por las velas azules apoyadas en el piso, tampoco por el fuego de la chimenea. A Bertina no le daba miedo, le daba curiosidad. Por eso los sábados de invierno eran sus días favoritos, ella decía que un día iba a descubrir algo asombroso, lo presentía. Pero ese día nunca llegaba. Generalmente se entretenía la primera media hora, pero luego solo contaba los minutos para que sus padres despidieran a los visitantes y así poder subir a su cuarto a acostarse, a leer esos cuentos de terror que se llevaba de la biblioteca a escondidas, así al menos podría sentir lo que era algo asombroso de verdad. Pero ese sábado fue distinto. No había la cantidad de personas habitual, eran menos. Sus padres y dos hombres más. Lo que más extraño le resultó fue no conocer en absoluto a esos hombres, no eran los de siempre. Eran distintos, además, parecían de otro país. Pero Bertina no supo cuál, solo sabía que no eran de allí. La reunión empezó, como siempre, recitando algunas cosas leídas de unos libros longevos. Luego, de memoria, repitieron las mismas oraciones cinco veces. Pero lo que surgió no era habitual. Todos se pararon de la posición de indio en la que estaban sentados en el suelo de la sala de estar, y se tomaron de las manos. Siguieron repitiendo la oración, pero esta vez, con un tono de voz más alto, como si quisieran que alguien más los escuchara. Bertina observó atenta la escena desde la hendija que se hacía al costado de la puerta y un cosquilleo le recorrió el cuerpo. No alcanzaba a ver a sus padres, que le daban la espalda, pero aquel hombre que alcanzó a vislumbrar, tenía una cara de enojado que la hizo estremecerse. La sala de estar comenzó a iluminarse, con el brillo habitual que surgía cuando alguna de esas personas hablaba con una voz que no era la suya. Pero esta vez fue distinta, el brillo no desaparecía y se hacía cada vez más intenso. Bertina se cubrió los ojos cuando creyó que iba a encandilarse. La oración ahora se gritaba. Pero algo sucedió: el brillo se apagó de la nada, y con ella, el fuego de las velas y la chimenea. Todos se callaron. Bertina esta vez, sintió miedo, estando a oscuras encerrada en un armario y con la incertidumbre de no saber qué era lo que había pasado. No aguantó más allí dentro, quería correr a los brazos de sus padres aunque supiera que si la veían iba a ser el castigo más largo de su vida. No le importó. Bertina abrió la puerta y escapó de ese cuarto que se tornó asfixiante en cuanto se hizo la oscuridad y el silencio. Corrió por el pequeño pasillo que la acercaba hasta el centro de la sala, pero antes de cruzar el umbral, unos puntos de luz llamaron su atención y la hicieron frenar en seco. Observó la esquina de la habitación, en la que el suelo parecía llenarse de un polvo fosforescente. Y luego, se abrió.

2 comentarios:

  1. Holaa, me toco comentarte a vos y elegí este cuento. Me gusto mucho, hizo que me mantuviera expectante a lo que iba a pasar con Bertina cuando saliera del cuarto y durante todo el cuento, la forma en que lo narraste también ayuda a ese suspenso, desde el inicio introdujiste que algo iba a pasar con Bertina .
    Si me parece que tenes que usar mas punto y a parte, al hacerlo todo junto se me hacia complicado "seguirle el hilo", ya que no había pausas y hacia que algunas oraciones no tuvieran sentido. Al usar el punto y a parte vas a permitir que el lector "procese" o entienda mas la lectura, por así decirlo, y que pueda compenetrarse en ella y el suspenso que quiere generar.
    Leí tus otros cuentos y me gusta como escribís, el que se llama "03:03" es el que mas me gusto: es corto pero atrapante (ahí también escribiste todo junto pero no me costo tanto seguirle el hilo como a este, creo que es porque es corto). El género de suspenso se te da bien.

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